Ya ves, soy un loco y son más de las tres.
Ya sé que está mal romper ventanas de un bloque
para encontrarte y decirte no habrá más reproches.
Intento mostrarte que lo mío es real:
quise alquilar un cantante de peso
y, la verdad, me asusté al leer esos precios.
No serás capaz de odiarme,
tan sólo quería ilustrar
que quiero arriesgarme a conocerte
porque el miedo al fin cayó, al fin cedió.
Tú mira hacia abajo, llevo una banda especial,
doscientos sonámbulos que silban de miedo,
flautistas morenos y seis timbaleros, dos mancos
y espectros de noche que encontré en la ciudad,
como este anormal con un didgeridoo negro,
mal ventilado y peor de los nervios que yo.
No serás capaz de odiarme,
si lo he empeorado aún más
que bajen tus labios y me callen,
si no empezaremos a silbar.
Por si alguien aún duerme,
incendios de nieve y calor, calor.
A veces te pasas, incendios de nieve y calor, calor.
Y al parecer nos sienta bien pelear,
justo al contrario, fortalece más.
Supera esto, no serás capaz,
supera esto, no serás capaz,
no ...